Chile frente al desafío de los desastres naturales: del riesgo estructural a la resiliencia inteligente

Nov 10, 2025 | Ensayo | 0 Comentarios

Escrito por Roberto Gormaz

Por Roberto Gormaz, PhD Economía

1. Introducción

Chile es uno de los países más expuestos a desastres naturales en el mundo. Terremotos, tsunamis, incendios, sequías y erupciones volcánicas marcan una historia de convivencia permanente con el riesgo. Según el Banco Mundial, el país ha enfrentado pérdidas económicas superiores al 70 % de su PIB anual acumulado debido a estos eventos. Pero más allá de los números, la verdadera pregunta es cómo un país con tanta experiencia puede seguir reaccionando más que anticipando. En este contexto, pensar la resiliencia no es solo una necesidad técnica, sino una cuestión de desarrollo.

En 2021, la Ley 21.364 creó el Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SINAPRED) y reemplazó la antigua ONEMI por el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED).
Este cambio buscaba fortalecer la gobernanza territorial del riesgo y dotar al Estado de una estructura permanente, descentralizada y con competencias técnicas en prevención. Sin embargo, a tres años de su entrada en vigencia, el sistema sigue enfrentando brechas de interoperabilidad, falta de personal especializado y dependencia de los municipios para la implementación de planes comunales de emergencia.
Los informes del propio SENAPRED revelan que aún no existe un modelo de evaluación de desempeño público con indicadores de tiempo de respuesta, cobertura ni eficacia de los planes regionales.

2. Diagnóstico: Desafíos de Chile frente a los desastres naturales

a) Falta de planificación territorial inteligente

El desarrollo urbano chileno sigue siendo reactivo. En muchas comunas se construye en zonas de riesgo, sin estudios de vulnerabilidad actualizados ni coordinación con los planes de emergencia locales. De acuerdo con el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), solo un 38 % de las comunas del país cuenta con un plan regulador vigente, lo que deja amplios territorios expuestos a inundaciones o deslizamientos. La expansión urbana sin orden ni datos genera un círculo vicioso: cada desastre multiplica los costos de reconstrucción.

b) Sistemas de alerta y coordinación fragmentados

Aunque Chile cuenta con una institucionalidad reconocida en gestión de emergencias, la coordinación entre niveles de gobierno sigue siendo deficiente. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierte que los sistemas de alerta temprana operan con protocolos desactualizados y escasa interoperabilidad digital. Esto se traduce en demoras durante los minutos críticos y en decisiones que dependen más de la intuición que de los datos.

A pesar de estas debilidades estructurales, el SENAPRED ha desarrollado herramientas de acceso público que representan un avance significativo en la democratización del conocimiento del riesgo.
Su Visor Chile Preparado permite a cualquier persona identificar amenazas locales y rutas de evacuación ante incendios, tsunamis o erupciones. Esta plataforma materializa uno de los principios centrales de la Ley 21.364: la responsabilidad compartida entre Estado y ciudadanía para reducir la vulnerabilidad territorial.

Adicionalmente, junto a los desafíos institucionales y estructurales, también emergen experiencias valiosas desde la ciencia y la ciudadanía. Un ejemplo es el proyecto Chile, Territorio en Movimiento, desarrollado por el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN), que combina visualizaciones interactivas y simulaciones 3D para mostrar cómo los desastres afectan el territorio chileno. Este tipo de iniciativas democratiza el conocimiento científico y fortalece la educación pública en torno al riesgo, convirtiéndose en una herramienta clave para construir resiliencia desde la comprensión social del territorio.

Referencia validada

Chile, territorio en movimiento

Proyecto de divulgación científica del CIGIDEN que muestra, de forma interactiva, las principales amenazas y desastres del país (terremotos, tsunamis, aluviones, volcanes) mediante simulaciones 3D y un mapa digital para aprender y explorar.

  • Enfoque educativo y ciudadano para comprender riesgos.
  • Visualizaciones y simulaciones sobre territorios reales.
  • Acceso abierto para explorar multirriesgos.

Fuente: CIGIDEN · Proyecto “Chile, territorio en movimiento”.

Tanto las iniciativas académicas como las institucionales demuestran que Chile avanza hacia una comprensión más sistémica del riesgo.
Sin embargo, la efectividad del SENAPRED dependerá de su capacidad para consolidar una gobernanza basada en evidencia, donde la tecnología, la planificación local y la evaluación de desempeño se articulen dentro de un marco legal que priorice la prevención por sobre la reacción

c) Infraestructura no resiliente

La infraestructura chilena, aunque robusta frente a sismos, no ha sido diseñada para un clima cambiante. Sequías prolongadas, incendios forestales y lluvias torrenciales evidencian vulnerabilidades estructurales. La OCDE ha subrayado que la inversión pública debe integrar criterios de resiliencia climática y sostenibilidad, pasando de la reconstrucción al diseño preventivo.

d) La reconstrucción que repite los errores

Cada catástrofe deja una lección, pero el país suele olvidar rápido. Tras el terremoto de 2010 y los incendios de 2023, la reconstrucción se enfocó en la rapidez más que en la planificación. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), gran parte del gasto post-desastre se destina a reponer infraestructura en las mismas zonas de riesgo, repitiendo la vulnerabilidad inicial. Esto demuestra que la resiliencia no puede limitarse a reconstruir, sino que debe implicar transformación.

3. Propuestas: hacia una gestión inteligente y sistémica del riesgo

Chile necesita dejar atrás la lógica reactiva y avanzar hacia una gestión integrada del riesgo que conecte prevención, preparación, respuesta y recuperación bajo una arquitectura de gobernanza clara y medible.
Las propuestas que siguen se agrupan en tres niveles complementarios: institucional, tecnológico y territorial-comunitario.


3.1. Reingeniería institucional del SENAPRED y del SINAPRED

El país cuenta con la Ley 21.364 como marco base, pero su implementación aún es incipiente.
Urge consolidar una agencia técnica nacional con capacidad de evaluar y auditar la preparación regional y comunal frente al riesgo.
Esto implica:

  • Definir indicadores de desempeño público, midiendo tiempos de alerta, coordinación interinstitucional, alcance territorial y cobertura de planes locales.
  • Establecer una Unidad de Gobernanza de Datos del Riesgo, interoperable con ministerios sectoriales, gobiernos regionales y universidades.
  • Integrar a la Contraloría General y al Ministerio de Ciencia como órganos observadores del cumplimiento técnico de los planes.

De esta forma, el SENAPRED pasaría de ser un servicio ejecutor a un sistema evaluador, coordinador y garante de la resiliencia territorial.


3.2. Infraestructura tecnológica y datos abiertos para la anticipación

El país dispone de abundante información sísmica, hidrometeorológica y territorial, pero fragmentada entre instituciones (DMC, SHOA, CIREN, INE, CIGIDEN, etc.).
Se propone la creación de una Plataforma Nacional de Datos del Riesgo (PNDR), con estándares abiertos y visualización ciudadana, que consolide información en tiempo real y predicciones multirriesgo.
Su desarrollo podría apoyarse en:

  • Modelos predictivos basados en IA, combinando aprendizaje automático y simulaciones climáticas (Copernicus, NASA, GEE).
  • Sensores IoT comunitarios, integrados a la red SENAPRED, para generar alertas tempranas descentralizadas.
  • Un esquema de gobernanza de datos, con participación de la academia, municipios y sociedad civil.

Esta plataforma permitiría un tránsito de la reacción a la anticipación, reduciendo costos económicos y sociales de cada evento.


3.3. Financiamiento resiliente y priorización territorial

Chile carece de un instrumento presupuestario estable para financiar acciones preventivas.
Se propone la creación de un Fondo Nacional de Resiliencia Territorial, de carácter plurianual, que financie:

  • Planes comunales de mitigación, con indicadores verificables.
  • Infraestructura verde para control de inundaciones y sequías.
  • Capacitación técnica para municipios en planificación del riesgo.
    El fondo podría vincularse a incentivos tributarios y a instrumentos de inversión pública (FNDR, FRIL) para asegurar continuidad y no depender de coyunturas políticas.

3.4. Educación ciudadana y alfabetización del riesgo

La resiliencia no se decreta: se construye culturalmente.
Se propone un programa permanente de alfabetización del riesgo en escuelas, liceos y comunidades, articulado con la Subsecretaría de Educación y el SENAPRED.
El objetivo es integrar en el currículo escolar conceptos de territorio, riesgo y adaptación climática.
Iniciativas como Chile, Territorio en Movimiento y el Visor Chile Preparado demuestran que la educación pública y la tecnología pueden reforzarse mutuamente cuando hay una narrativa común: comprender para cuidar.


3.5. Gobernanza multinivel y participación informada

Finalmente, el desafío no es solo técnico: es político y cultural.
Chile requiere una gobernanza multinivel que empodere a los municipios y reconozca el rol de las comunidades como primeros gestores del riesgo.
Esto implica:

  • Instalar Comités Regionales de Resiliencia, vinculados al SINAPRED y presididos por los gobiernos regionales.
  • Crear Mesas Técnicas Intersectoriales en cada región para coordinar transporte, energía, vivienda, medio ambiente y salud ante escenarios multirriesgo.
  • Desarrollar una Red Nacional de Innovación en Resiliencia, que fomente soluciones tecnológicas locales (startups, universidades, ONGs).

El resultado sería un ecosistema articulado donde la ciencia, la política pública y la acción ciudadana se alinean para reducir vulnerabilidades y anticipar crisis.

4. Conclusión

La experiencia chilena muestra que convivir con el riesgo no basta. La resiliencia no se mide por la velocidad de la reconstrucción, sino por la capacidad de anticipar, adaptarse y aprender. Si Chile transforma su relación con los desastres naturales desde la prevención y la planificación inteligente, podrá convertir la vulnerabilidad en una oportunidad de desarrollo sostenible.

Referencias

Written By Roberto Gormaz

Escrito por el equipo de expertos de Nuevo Ciclo Político, comprometidos con la transparencia y el análisis profundo para un Chile mejor.

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