El día de ayer, durante el debate presidencial Anatel 2025, Marco Enríquez-Ominami señaló que por cada punto del PIB (Producto Interno Bruto) de crecimiento económico, el Estado “genera 0,2% de recaudación”. Dato conocido y estudiado.
Sin embargo, la candidata de ChileVamos Evelyn Matthei cortó con un tajante “¡no!”. Cuando se le dio la oportunidad de replicar, dio una “metralleta de datos” que según ella desmentirían a Marco. Matthei señaló que por cada punto del PIB de crecimiento, el Gobierno genera 700 millones de dólares extra en impuestos. Y que esta cifra se multiplica cada año (700 el primer año, 1400 el segundo, 2100 el tercero y 2800 el cuarto). Luego agrega que si “nosotros” (probablemente refiriéndose a Chile) no hubiéramos hecho la reforma tributaria del segundo gobierno de Bachelet, hoy en día el Gobierno estaría recaudando 18 mil millones de dólares extra. Y termina con un remate brutal “no sabís mucho de economía, querido Marco”. Si uno se queda solo con el tono, parece que Matthei “corrige” a ME-O. Pero cuando se miran los números con calma, pasa casi lo contrario. Bien, analicemos los datos punto por punto.
Primero, antes de irnos a las cifras, aclaremos: en el lenguaje técnico, quien recauda es el Estado (a través de la Tesorería, el Servicio de Impuestos Internos, etc.), no “el gobierno” entendido como el gabinete de turno. Decir “el gobierno recauda” es coloquial, se entiende en una conversación cotidiana entre civiles. Pero para un debate presidencial serio, y cuando se habla de miles de millones de dólares y de política fiscal, conviene ser precisos: la recaudación es del Estado, no de una administración específica. Aprendamos bien la diferencia si queremos ser candidatos a la Presidencia. Ahora, a las cifras:
1- Cuando 0,2 del PIB y 700 millones dicen lo mismo
¿Qué significa que 1 punto de crecimiento del PIB genere 0,2 puntos del PIB en recaudación?
En simple: si el país crece un poco más, y el Estado cobra impuestos sobre esa actividad económica, una fracción de ese crecimiento se transforma en ingresos fiscales. Si la presión tributaria está alrededor de 20–22% del PIB, entonces:
- 0,2 puntos del PIB en recaudación equivale, a grandes rasgos, a
unos 650–750 millones de dólares en un PIB del orden de 330–350 mil millones de dólares.
Es decir: lo que Marco dice en “lenguaje PIB” y lo que Matthei dice en “lenguaje dólares” son prácticamente lo mismo. Es como decir “hola” y “hello”. El número de 700 millones de dólares que Matthei menciona es, en la práctica, compatible con ese 0,2 del PIB que menciona Marco.
En otras palabras: Matthei no demuele la cifra de Enríquez-Ominami, solo la traduce a otra unidad. Pero lo presenta como si fueran visiones opuestas, cuando en realidad están en el mismo orden de magnitud. Así que hasta este punto, Matthei no difiere ni “corrige” a Marco, está en total acuerdo con él. Veamos qué sucede con los demás puntos de su discurso:
2- La escalera de 700, 1.400, 2.100, 2.800 millones
Acá la cosa se pone bizarra: la famosa serie de “cifras crecientes”. Matthei afirma que ese punto extra de crecimiento genera:
- 700 millones de dólares el primer año,
- 1.400 millones al segundo,
- 2.100 millones al tercero,
- 2.800 millones al cuarto.
Dicho así, parece una especie de máquina de dinero: cada año, la cifra “sube un piso” casi automáticamente. Pero para que eso sea cierto, hay una hipótesis implícita gigantesca que nunca se menciona: que cada año, durante cuatro años, Chile crece +1 punto porcentual adicional sobre el escenario base. Es decir, que todos los años se repite el “milagro” de ese punto extra de crecimiento, y que ese efecto se va acumulando capa sobre capa.
Si en cambio hablamos de un impulso de 1 punto de crecimiento adicional en un solo año, lo razonable es pensar que:
- el Estado recibe alrededor de 700 millones de dólares extra asociados a ese crecimiento más alto,
- y luego esa nueva base se mantiene, pero no se multiplica mecánicamente año tras año como una escalera perfecta de 700, 1.400, 2.100, 2.800.
Presentar esa serie ascendente sin explicar el supuesto de “un punto extra todos los años” es, como mínimo, confuso. Hace parecer que hay una fórmula mágica donde, por decir “crecimiento”, los números se disparan solos.
3- El mito de los 18 mil millones “perdidos” por la reforma de Bachelet
El tercer punto es todavía más problemático. Matthei afirma que, si Chile no hubiera aplicado la reforma tributaria del segundo gobierno de Michelle Bachelet, el gobierno estaría recaudando hoy 18 mil millones de dólares adicionales.
Detengámonos en la aritmética básica. Si la presión tributaria está en torno a 21% del PIB, para obtener 18 mil millones de dólares adicionales en recaudación, se necesitaría un PIB adicional del orden de:
- 18.000 millones / 0,21 ≈ 85.000–90.000 millones de dólares extra de producto.
Eso es del orden de un 25–27% más de PIB que el actual.
Es decir, habría que suponer que, por el solo hecho de no hacer la reforma de 2014, Chile hoy tendría una economía un cuarto más grande que la que efectivamente tiene.
No solo es una afirmación desproporcionada, sino que además ignora un dato elemental: la reforma de Bachelet subió la recaudación de manera estática (aumentando tasas y cambiando reglas). Para que “no hacerla” resultara en más ingresos, tendríamos que suponer un efecto milagroso sobre el crecimiento que:
- Haga crecer el PIB mucho más rápido durante varios años,
- Y que ese crecimiento extra genere más recaudación que la que se perdió al bajar impuestos.
Nada serio en la evidencia empírica respalda un efecto de ese tamaño. Se puede discutir si la reforma fue bien diseñada, si generó distorsiones, si afectó la inversión; todo eso cabe en un debate legítimo. Pero afirmar que hoy estaríamos recaudando 18 mil millones de dólares más solo por no haberla hecho es, lisa y llanamente, implausible.
4- ¿Quién “no sabe mucho de economía”?
Al final, la frase de Matthei a ME-O “no sabís mucho de economía” funciona bien para crear shock mediático. Pero si uno desarma cada afirmación, pasa algo curioso:
- Su cifra de 700 millones no invalida la de Marco: la traduce a otra unidad.
- Su escalera de 700, 1.400, 2.100, 2.800 solo se sostiene bajo un supuesto fuerte (y no explicitado) de +1 punto extra de crecimiento todos los años.
- Su afirmación de los 18 mil millones de dólares extra sin la reforma de Bachelet es, en términos aritméticos, prácticamente insostenible.
Más que una “clase magistral” de economía, lo que vimos fue un uso político de los números: cifras grandes, frases tajantes, pocos supuestos explicitados. Una falacia más de la candidata que corre mejor de lo que debate.
Y ahí está el punto de fondo: en economía, no basta con lanzar montos en dólares y hablar con seguridad. Los supuestos importan más que el tono, y las proporciones importan más que las frases ingeniosas. Porque al final, lo que está en juego no es quién gana un intercambio en televisión, sino quién está dispuesto a tratar la realidad económica del país con algo más que slogans.

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